lunes, 17 de marzo de 2014

Los peligros de la obligatoriedad del casco ciclista

En estos últimos meses se ha hablado mucho de la conveniencia o no de que el los ciclistas deban llevar casco. En este debate, desde ConBici, coordinadora formada por 52 asociaciones de toda la geografía nacional (www.conbici.org), no discute que para determinados usos o usuarios de la bicicleta pueda ser interesante su utilización, pero pensamos más en el auténtico peligro que para la víctima puede suponer precisamente su obligatoriedad.

Desde ConBici y basándonos en la experiencia de 10 años de casco ciclista obligatorio en España en vías interurbanas, nos oponemos a la obligatoriedad del casco (no a su uso) en todos los casos, incluso para niños y niñas, pues supone una fuente frecuente de conflictos cotidianos que no ayudan a la elección de la bicicleta como vehículo preferente. Por contra, desincentiva su uso (¡prohibe usar la bicicleta si no lo llevas!) y cuantos más ciclistas haya en las calles, más seguridad vial hay para todos, incluidos peatones y automovilistas. Igualmente la obligatoriedad de sacarse un carnet, o un seguro o tener que llevar una placa a modo de matrícula, sería contraproduccente y restaría ciclistas.
Por otra parte, la escasa fecuencia de las lesiones (según estadísticas de la DGT y Barómetro Anual de la Bicicleta) no justifica tomar esta medida sin estudios oficiales y específicos que la aconsejen. Por eso no es obligatorio en el resto de países europeos, salvo en Eslovenia, donde en la práctica casi nadie cumple esta norma.
Además, los perjuicios jurídicos que pueden derivarse para las víctimas ciclistas de un accidente, son injustos de partida y merman sus posibilidades de recuperación, si por la "concurrencia de culpas", la víctima dispone de menos indenmización y por lo tanto medios para su tratamiento. Aunque no haya sido la causante del accidente. Quizás por ese ahorro en indenmizaciones, las compañías aseguradoras están a favor del casco obligatorio, pues saben que en la práctica, los usuarios urbanos y cicloturistas no suelen utilizarlo. Las aseguradoras hacen así piña con las asociaciones de automovilistas, muy vinculadas a la DGT y con la Asociación de Carreteras Españolas (ACE), que aboga porque algún día todos los vehículos que transiten por ellas abonen un peaje para su mantenimiento según el kilometraje anual realizado. Las asociaciones de víctimas están más divididas, pero entre sus asociados prácticamente no hay ciclistas y sí muchos automovistas. Pero el tópico de que el casco salva vidas todavía pesa bastante en muchas personas que lo defienden con buena voluntad. Y esto favocere a un lobby automovilista que aboga por su implantación, aparentando un interés altruista por nuestra seguridad. Desde la DGT les preguntan mucho a ellos... pero a nosotros... ¿quén nos pregunta y quien nos escucha?. ¿Acaso no estamos interesados en nuestra propia seguridad?.
El casco es un elemento de protección homologado para los golpes que se puedan recibir tras una caida con la bicicleta, pero no en un atropello, que es donde se producen las lesiones cráneo encefálicas más graves o mortales. Por ello lo recomendamos a los deportistas, por su tipo de conducción, más rápida y arriesgada. Pero no para el campesino que acude a labrar a su huerta, al trabajador que acude a su trabajo por un carril bici o para el niño que sale a jugar con su bici a la puerta de su casa. No existen víctimas en estos segmentos para que el casco se convierta en obligatorio y sí son miles las víctimas que generan los automóviles, no solo con su violencia vial", sino con sus emisiones que según la OMS ya provocan más víctimas mortales por contaminación atmosférica que por accidentabilidad.
Por estas y otras razones, el casco para ciclistas sólo es obligatorio en tres países del mundo de manera generalizada, y que no destacan por sus políticas de fomento ni por el número de ciclisitas en sus calles (Australia, Nueva Zelanda y Eslovenía). En España se oponen los municipios más interesados en la promoción de la bicicleta (RCxB), los empresarios del sector, con los fabricantes de bicicletas, la Real Federación Española de Ciclismo, la Asociación de Ciclistas Profesionales, la Red de Ciclojuristas y ConBici.
La seguridad de los más vulnerables debe buscarse mediante otras medidas que conviertan la bicicleta en un vehículo preferencial por la función social que su utilización masiva cumple para todos.
Por todo ello los ciclistas españoles, como los del resto del mundo, rechazamos la obligatoriedad ante la DGT y ante la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible del Congreso. Casco, opcional sí, obligatorio no.

Manuel Martín Fernández
Director Técnico de ConBici

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